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MUJERES DE LA NOCHE Y DEL DIA
x Puntada con Hilo
Como cualquiera de nosotras, solas o con
pareja, con hijos u otros afectos, con ideales, con sueños y esperanzas.
Dedicadas a ganarse su propia vida y la de quienes aún no empiezan, o ya no
pueden trabajar.
Tienen sus esperanzas puestas en una
causa común, la organización para la creación de una fuerza solidaria ante los
abusos sociales y policiales.
Son trabajadoras sexuales y una bailarina
de clubes nocturnos, que desean conquistar sus legítimos derechos y hoy, con
gran generosidad, cuentan parte de sus vidas.
HUMILLACION, UN TESTIMONIO ACTUAL
"Un mes atrás los carabineros me
tomaron presa en la calle, me desnudaron en la comisaría, me robaron y me
tuvieron toda la noche en el piso helado sin ropa. Cuando llegó mi hija a
buscarme (ella es una niña educada, porque para eso trabajamos las prostitutas,
para educar a nuestras hijas, y que no tengan que prostituirse), los oficiales
se mofaron de ella, le escupieron en la cara que su madre es una 'mala' mujer,
una mujer de la noche, una puta... Las dos nos abrazamos y lloramos...".
HISTORIA DE EXPLOTACION
"Muchas hemos sido hijas de padres
pobres, no tuvimos la suerte de ser educadas, porque si yo hubiera tenido
educación, a lo mejor no habría llegado a prostituirme...
Comencé en el año 73. El padre de mis dos
hijos fue expulsado del país y yo quedé sola. Salí a luchar por la vida. Una
amiga me llevó a un prostíbulo en la calle San Camilo.
Teníamos que pararnos en la puerta desde
las cinco de la tarde, con mini falda y tacos altos, hubiera lluvia, viento o
frío. Como fuera, se nos mandaba quedarnos ahí hasta la cinco de la mañana, si
era preciso, para conseguir clientes. Antes, la cabrona nos hacía ingerir una
pastilla para que no nos diera sueño.
Sólo tres discos single tenía que durar
la botella de pisco que le hacíamos consumir al hombre, si no, nos esperaban
los malos tratos después.
Teníamos que comprarle a los patrones
hasta los vestidos. Terminábamos sin plata porque nos descontaban todo, el
maquillaje, la peluquería, lo que fuera, y nos cobraban cualquier préstamo con
intereses.
Así era la vida de nosotras, siempre
encalilladas.
Me rebelé y salí a patinar. Ahí supe de
la otra humillación, la de los pacos que nos daban la guerra quitándonos la
plata y abusando físicamente de nosotras.
No fue fácil aprender en esta selva. Me
tomó lágrimas y años de mi vida defender la independencia de trabajar en la
calle, sola".
IDEAS POLITICAS Y ORGANIZACION
"Todo lo que pasé se me metió en la
cabeza, y como tengo un poco de educación, mucha dignidad, y mis ideas
políticas muy claras, entendí que tenía que transmitirles mis opiniones a mis
compañeras, decirles que no estoy ni ahí con los patrones y los explotadores de
mujeres, porque somos nosotras las que prestamos nuestro cuerpo, las que nos
acostamos con sádicos, las que peligramos de morir, como la Marcela, que
trabajaba al lado mío y un tipo la mató de un piedrazo en la cabeza. Somos
nosotras, nuestros cuerpos los que se enferman, de úlcera, de cáncer al
interior, de infecciones, de SIDA; ¡no me voy a callar jamás todo eso que
aprendí y que tiene que servir a otras mujeres, como yo, para rebelarse y
organizarse!".
DIGNIDAD Y RESPETO
"Muchos deben pensar que cómo una,
que trabaja con el cuerpo y se denigra, está hablando de dignidad. Pero es que
yo soy mucho más que un cuerpo, soy una persona. Una mujer que no ha perdido
sus ideas, ni sus interés por la vida, ni el amor por sus hijos.
Es cierto que dejé a mis niños solos un
tiempo, los mandé a criar como teníamos que hacerlo todas las asiladas de
prostíbulo. Pero, apenas pude, los recuperé para criarlos, porque sabía que
nadie más que yo, con esta vida, iba a educarlos con la mente tan abierta, con
tanta fe en las personas y con tanto respeto por las mujeres, para que cuando
fueran grandes llegaran a comprenderme y quererme con toda mi historia.
Los enseñé a ir por la vida con los ojos
bien abiertos, a saludar educadamente a la gente sea cual sea su oficio, les di
estudios y cariño. Y estoy muy orgullosa porque son verdaderamente inteligentes,
no viven en los prejuicios, viven en la comprensión".
HACE CATORCE AÑOS, OTRA HISTORIA
"En el 81, yo no tenía nada que ver
con este trabajo. Había desempeñado otros oficios, de esos que la gente
considera más dignos. Pero vino el mal tiempo de la política. Pinochet y la
cesantía. Nada de trabajo. Un año y medio estuve con las manos vacías.
Entrevistas, currículos, llamar y llamar por teléfono a los conocidos. Eso me
llevó a comerme los zapatos. ¡Nada! Ya no tenía qué vender, todo se me había ido
en sobrevivir.
Me fui a un local y dije que podía ser
azafata, que podía atender, que podía... lo que fuera. Alguien me dijo que
bailara.
De chica estuve interna en unas monjas
porque fui huérfana de madre. Ahí nos habían enseñado baile clásico y siempre
me gustó, así es que me animé. Bailé bien, pero cuando tuve que sacarme la ropa
y bajar más cerca del público, porque eso hay que hacerlo, me tiritaban las
rodillas. Le decía a las demás que tenía frío...".
BUSCARSE LA VIDA Y NO LA MUERTE
"Yo creo que aunque una niña ande
por el barro, jamás va a quedar empantanada si se respeta, si se cuida, si se
busca la vida... Hay que amar la vida y si una tiene que morir, que lo haga por
algo importante, no por porquerías, no por un tipo que a una le pega, que no la
respeta... Soy soltera y me gusta mi independencia, no me falta amor, tengo a
los animales que son una causa muy personal mía, ellos y la naturaleza; por
otro lado, quiero a mucha gente de la noche y ella me quiere a mí, y por eso la
solidaridad es para mí otra idea que llena mi tiempo, soy una persona muy
ocupada. Estoy con las mujeres de la noche y es que las he visto morir en la
calle, solas y pobres, las he visto ser maltratadas, colocadas contra una pared
con la pistola en la sien por un patrón que las quería poseer...
Yo digo, si hay que morir que sea por
salvar algo importante en esta tierra, pero lo mejor es vivir dignas. Yo hablo
de dignidad porque no he robado ni matado para vivir. He trabajado con mi
cuerpo, y cuando se trabaja con el cuerpo y en la noche hay que ser más
inteligente que los que nos explotan y reprimen. No debemos tenerle miedo al
miedo, y si le tenemos miedo, no se lo demostremos, hablemos, denunciemos, pero
organizadas. No sacamos nada con llorar por una compañera porque un sádico la
mató, si no hacemos acciones que nos lleven a hacer respetar nuestros derechos
y a salvar nuestras vidas".
UN LLAMADO
"Luego de haber recorrido un largo
camino, llegué a la conclusión de que tenemos que luchar juntas por nuestros
derechos, porque si no nos organizamos seguiremos siendo atropelladas.
¡Amigas, es posible la solidaridad entre
las mujeres del ambiente!".
FUENTE: PUNTADA CON HILO, AÑO 2, Nº 7,
MAYO 1995
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