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Salud Mental y Mujer
¿HISTERICAS HISTORICAS?
x Puntada con Hilo
'Locas', porque se enojan. 'Neuróticas',
porque se deprimen. "Solterona histérica, nadie la aguanta", porque
no es casada. 'Mujer desnaturalizada', es decir anormal, porque no tiene
hijos/as.
¿Quién quiere ser tratada así?...
Para estar a salvo de tales epítetos,
DEBEMOS SER madres, con pareja, tolerantes, pacientes.
Esa obligación y la represión de lo que
de verdad sentimos, nos enferma.
Loco/a se le dice a quien no es 'normal',
o sea no cumple con las normas, con las reglas del juego social.
A Laura, su marido la llevó al siquiatra
cuando se quiso separar; ¿qué se dice de una mujer mayor cuando se viste con
una moda que la publicidad considera "para joven"?; ¿qué mote se le
coloca al hombre 'afeminado'? Cuando Sandra, una mujer 'aguantadora', le exigió
por primera vez a su marido que se hiciera un tratamiento antialcohólico, él le
dijo acongojado: "ahora me doy cuenta del daño que te hago, te estoy
volviendo loca, vamos juntos a una terapia" (¡plop!).
VIDA COTIDIANA Y 'DEBERES'
"Ando desganada, cansada, y no sé de
qué... si estoy en la pura casa".
Cuando una mujer está deprimida, hay que
saber qué pasa con sus rabias. "La ira es como un volcán", explica la
sicóloga Viviana Castro, "si una se sienta sobre él, para retener la
explosión, gasta mucha energía y queda sin ganas de nada".
¡Qué fastidio! deberse al hogar en vez de
a mis sueños, o coser los botones de las camisas de mis hermanos, mientras
ellos estudian para su prueba...
La mayoría de las veces ni siquiera
logramos sentir la rabia, ésta permanece en el inconsciente. Una especie de
'automático' se enciende y evita que nos demos cuenta de la frustración.
Entonces buscamos razones (racionales) para lo que estamos sintiendo y a menudo
nos culpabilizamos: "es la edad", o "soy demasiado
jodida".
LA PEOR CARCEL: LA PROPIA
Según estudios, los "motivos más
frecuentes de consulta terapéutica de las mujeres están ligados a dificultades
de su pareja, sus hijos, o de miembros de la familia de origen". Es decir,
las mujeres no llegan por sus propios problemas a la consulta, sino por los de
los demás.
En los talleres de esposas de
alcohólicos, adictos, e incluso de mujeres golpeadas, pasa algo similar.
"Vengo para aprender a ayudarlo", "por los niños", dicen.
Su propia angustia queda invisible, y se
hacen responsables de la sanación emocional de otros.
Así refuerzan dos ideas machistas sobre
las mujeres: que siempre DEBEN PODER ayudar a los demás; y que son, en alguna
medida, culpables por los tropiezos de la familia entera: 'a lo mejor ella no
lo comprende y por eso él toma', 'tal vez lo provoca y por eso le pega'.
DIFERENCIAS CREADAS
Cuando Denise, casada poco más de un año,
fue al sicólogo y le dijo que sentía que le "faltaba algo en la
vida", el terapeuta le preguntó por su situación económica, su marido, su
guagua. Eso está bien, "él es profesional, me quiere, el niño es
sano". Recibió tranquilizantes y la siguiente explicación: "Tu vida
pasó de soltera a casada y madre, las personas necesitan acostumbrarse a las
nuevas situaciones".
En cambio, cuando un hombre está
deprimido, a menudo recibe revitalizantes en la consulta siquiátrica.
Ella tiene que tranquilizarse para
adaptarse a la realidad social que 'le toca', el hogar -mundo privado- y sus
responsabilidades (aunque trabaje también fuera).
El necesita activarse para ser agresivo y
tener éxito en la empresa que 'le corresponde': el mundo laboral, la ciencia,
la política, lo público.
CIENCIA MACHISTA
A todo lo que sucede dentro de la vida
familiar se le llama 'trivial', es decir 'sin importancia'.
-Tuve un contratiempo familiar.
-Esa no es razón para faltar al trabajo.
Mientras que un contratiempo laboral, o
directamente el trabajo de siempre, sí parece razón suficiente para llegar
tarde -o faltar- en la casa.
La socialización -crianza en familia,
educación que nos da la escuela, conversaciones con nuestros pares, mensajes de
la TV, minimiza la importancia de la vida cotidiana y esconde la discriminación
contra las mujeres. De eso no se habla. Mucho se dice sobre cómo se es una
'buena esposa, pero a ninguna mujer se le previene contra la posibilidad de un
marido golpeador.
Quien calla otorga. No hacer mención de
aspectos importantes de un fenómeno social como la condición de la mujer, no es
ser 'neutral'.
La sicología que no alerta a una pacienta
sobre lo dañino de una actitud de sometimiento, pasiva, autorepresiva, y le
pide 'adaptarse' a 'su rol', discrimina negativamente a la mujer.
LA SALUD ES UNA SOLA
No se separa la salud mental, de la salud
física, de la salud social.
Las mujeres somos seres sociales y
estamos inmersas en una realidad específica. Muchas de nuestras dificultades
surgen de esa realidad en la que no sólo somos objetos de la discriminación,
sino también sujetos, o sea discriminamos a otras, enseñamos conductas
machistas, nos autorreprimimos.
De pequeñas nos enseñan a no sentir rabia
y a agradar: "si te portas mal, no te quiero más". Para que nos
quieran, hay que 'portarse bien'. Algo parecido nos pasa en relación a la
sociedad. Seguimos las reglas para que nos acepten. Tratamos de no demostrar
agresividad, de calzar abnegadamente con el modelo de madre-esposa-buena dueña
de casa-, a veces sexy, que 'nos vende' la sociedad. De allí que
permanentemente, nos hagamos responsables de los fracasos de los demás, y nos
culpabilicemos. Tememos incluso reconocer malestares y exigir respuesta a
nuestras necesidades, 'tanta' reivindicación puede sonar a 'loca feminista'.
Todo esto tiene, para las mujeres, duros
costos sicológicos y sociales.
SOBREEXIGENCIAS
Me enferma:
-Despertarme y sentir una presión muy
grande sobre mí: llegar puntual al trabajo, luego de dejar organizadas ciento
cincuenta cosas para el día, vestirme como puedo -me pinto en el viaje-, vestir
a mis hijos, preparar el desayuno, despertar a mi marido, cuidar que los
niños/as no se ensucien antes de salir, controlar mochilas del colegio y
delantales listos, pensar y organizar la comida para la noche, tener en cuenta
lo que hay que comprar, el cálculo del dinero...
-Que mi marido me interrumpa en medio de
mi trabajo, llamándome por teléfono para 'preguntar' qué puede hacer porque se
olvidó de decirme que justo hoy, tiene una reunión a las seis y no podrá ir a
buscar a la niña al jardín...
-No poder dormir bien porque la guagua
pide agua, chupete, pichi, y él no oye.
FALTA DE VIDA PROPIA
Me enferma:
-No disponer de tiempo para mí. No tener
un espacio propio para mis secretos, mi relajación, mis fantasías.
-Haber renunciado a ese viaje porque me
iba a casar y después iba a hacer todos los viajes que quisiera junto a él...
PODER Y CONTROL SOBRE MI
Me enferma:
-Que mi esposo me interrumpa cuando
hablo. Que haga chistes sobre mis ideas, mis opiniones, mis gustos.
-Hablar y que no me contesten, como si yo
no existiera.
-Pedir plata.
-Que cambien el canal sin consultarme, o
prendan la televisión en mi dormitorio, sin preguntarme si la quiero ver.
-Hacer el amor sin ganas, no decir NO
porque me siento culpable, y pienso en eso de 'que el hombre debe estar
satisfecho sexualmente para que no busque amantes'.
-Recibir órdenes de alguien que es un
igual, por ejemplo, mi marido.
-Que hagan bromas sobre mi cuerpo, o me
presionen para que adelgace.
DIALOGO CONSIGO MISMA
Llegar a estas ideas y sentimientos fue
todo un logro para las mujeres que las expresaron en consulta o taller
terapéutico. El 'Darse Cuenta' no sucedió de un día para otro. Antes de
descubrir presiones y autorrepresiones, 'le echaban la culpa al empedrado'.
Hizo falta un diálogo interno entre la que sentía rabia y la que se culpaba por
eso, entre la quería decir no y decía sí... Algunas escribieron en una libreta
cada cosa que hacían durante el día y acompañaron eso de un comentario sobre lo
que sentían en ese momento. Para muchas fue la primera vez que se preguntaron
¿cómo estoy ahora?
Hay dos lógicas rondando el mundo: la que
despotamente nos dice COMO DEBEMOS SER, y la que busca dentro de sí misma COMO
QUIERO SER.
La primera nos enferma, nos adaptamos a
ella, o sea nos acomodamos a unas reglas 'cocinadas' de antemano.
Atenernos a la segunda no es fácil, pero
significa amarnos y desde ahí, sanarnos.
Fuente: "El malestar silenciado. La
otra Salud Mental". Isis Internacional.
FUENTE: PUNTADA CON HILO, AÑO 1, Nº 4,
NOVIEMBRE 1994
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