(Foto de la columna original Nº 4, 1994) |
NOSOTRAS, LOS SUEÑOS DE ELLOS
x Lorna Harrington
"¿Está contenta porque van a llegar
sus hijos?"...
¡Servilletas Tintin la viste de payaso!
"¿Va a llegar su marido?"
¡Las mismas servilletas la 'ponen sexy'!
Cuando la mujer de la tele se da cuenta
de que tiene que servir el almuerzo, en bata de casa lava y plancha sus
servilletas de género...
"¡No señora, si para eso están las
nuevas servilletas Tintin!"...
Ella entonces se siente realizada; ya no
tiene que preocuparse por esa parte, porque el fabricante de Tintin
comprensivamente creó justo lo que necesitaba para aliviar su rol...
Y si no fuera así ¿usted se sentiría
frustrada?
PODER Y 'DEBER'
Los comerciales refuerzan esos roles en
los que estamos encasilladas socialmente, en ellos nosotras básicamente somos
madres y amas de casa siempre listas para complacer a la familia.
¿Corresponde esto a lo que vivimos? Según
los publicistas, para realizar un comercial se recoge parte de la realidad, y
parte de los sueños o inconciente humano. La realidad ya la conocemos. Pero,
los sueños ¿de quién?, ¿quién es el que sueña con bellas mujeres, amas de casa,
'buenas' madres?
Por una cuestión social y también de
mercado, son los sueños de los hombres los que predominan. Los réclames de
cremas y champú femeninos, van dirigidos no sólo a la mujer, sino especialmente
a su marido. El, por lo general, tiene más dinero, y por ende el PODER de
decidir lo que se compra.
"La publicidad es machista en la
medida en que la sociedad también lo es", dice Pablo Poduje, publicista.
Por eso la oferta de una lavadora o cocina, aparece 'condimentada' con una
rubia de vestido corto y ajustado, de cuerpo muy torneado, que evidentemente,
apela a la atracción masculina.
Somos usadas como objetos de venta:
bonitas, dinámicas, seductoras, complacientes. Y aunque ahora 'nos den el pase'
para dirigir una reunión o moldear una escultura, siempre 'volveremos a casa'
para cumplir la labor de madre, esposa y amante.
Moraleja: médicas, abogadas o ejecutivas
igual tienen que saber cocinar...
Lo importante, nos está diciendo la
publicidad, es que las mujeres DEBEN satisfacer eficientemente todas las
necesidades del hombre; la realización personal de ellas (de nosotras) no
importa o pasa a segundo plano.
¿Y LOS HOMBRES QUE?
Ellos en televisión son audaces y también
seductores, pero su mayor característica es la inteligencia. Cuando aparecen en
pantalla es para dar un argumento y no como pasa con las mujeres que se abocan
a su belleza y al cuidado de la casa con muy poco que opinar.
"Un cuerpo habla más que mil palabras",
dice el publicista entrevistado. Sí, pero un cuerpo de mujer. Por eso ella 'no
necesita' explicar inteligentemente para 'convencer' al espectador; basta con
sus formas, su mente no importa.
Si de desodorante masculino se trata lo
único significativo es que quien use el producto M, estará rodeado de mujeres
ávidas... ¿cómo decirlo?... ¿constantemente excitadas?...
El valor de esta especie de 'ente'
femenino de la pantalla no tiene nada que ver con el de una persona, sus
atributos fundamentales son las medidas y los rasgos 'standard', juventud y
potencia sexual dispuesta.
EN SOÑAR NO HAY ENGAÑO
¿Qué pasaría si la publicidad nos
mostrara cómo somos, cómo vivimos, cómo nos sentimos? Diversas, capaces,
cansadas, organizadas, rabiosas, inteligentes, peleadoras, emprendedoras...
¿Que pasaría si además se proyectaran
algunos de nuestros sueños, (no solamente los de los hombres)? El trabajo de la
casa compartido, mujeres felices descansando, gordas y flacas gozando una
sexualidad activa, el romanticismo de viajar sola y descubrir mundo...
Los publicistas dicen que las reglas del
juego ya están dadas, que la fórmula del éxito (de ellos) es la que vemos a
diario, que eso es lo que vende, lo que quiere el cliente, y lo que mueve al
mercado. Se defienden: "para cambiar las reglas tendría que haber un
cambio de conciencia general". Nosotras podríamos argumentar que en eso
estamos.
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