(Detalle página reportaje 1994) |
Convicción
x Puntada con Hilo
Una de cada cuatro mujeres sufre
maltrato.
La violencia, en todas sus formas, se da
en los diversos estratos socio-económicos con algunas variaciones: los insultos
y descalificaciones sin golpes son más frecuentes en los niveles de riqueza; y
los combos, las patadas, la violación, las heridas corto-punzantes y de bala,
aumentan a medida que el dinero y la calidad de vida escasean.
Antes de la encuesta que dio a conocer el
Servicio Nacional de la Mujer
en 1993, el 30% de las mujeres golpeadas no había hablado del tema con nadie y
el 72% no lo había denunciado.
Control masculino
La violencia es un modo de control sobre
los demás. Se ha usado de esa manera en guerras y dictaduras.
La usa quien abusa, quien se impone
violando el legítimo derecho de la otra (o el otro) a no ser forzada(o).
Fuera y dentro de la casa es una cuestión
de poder. La ejerce aquel a quien socialmente se le ha asignado el rol de jefe.
Los adultos maltratan a los más pequeños, los fuertes y jóvenes a los ancianos,
débiles y discapacitados. No es un acto entre iguales.
La violencia de los hombres hacia las
mujeres se desarrolla en la sociedad como un acto permisible. Aunque nadie lo
manifieste públicamente, se acepta como parte de la relación de dos, "los
trapos sucios se lavan en casa", se dice.
Pre-juicios
Lo primero que se pregunta es: ¿por qué
le pegó? Luego se reflexiona: a lo mejor le gusta. Y, por último, se cierra
así: en problemas de casados no hay que meterse.
Promulgación de una ley
Las leyes están para regular la
convivencia y podrían también aportar a derribar mitos sociales.
No se dice lo contrario, pero tampoco se
especifica. La legislación chilena, en principio, le da sólo la categoría de
falta a lo que suceda en el ámbito privado.
El objetivo principal de esta ley, según
el Ministerio de Justicia, es "rehabilitar" al agresor, y por eso
sólo en última instancia se le privará de la libertad. Lo primero será un
"tratamiento educativo terapéutico".
El maltrato es uno
"Se entenderá por acto de violencia
intrafamiliar todo maltrato que afecte a la salud física o síquica", dice
el artículo 1º de la ley. Pero, según Soledad Larraín, sicóloga dedicada a la
investigación sobre violencia contra las mujeres: "todo maltrato provoca
daño físico y síquico a la vez. No hay por qué separarlos. Como personas
integrales siempre seremos afectadas en ambos sentidos por cualquier forma de
maltrato".
¿Borrón y cuenta nueva?
La ley obliga a que el juez, luego de oír
al agresor, inste a las partes a la conciliación. Si consienten, el juicio se
dará por terminado...
Nuestras dudas:
¿El impacto de la violencia termina cuando
acabó el acto de maltrato? ¿La falta (el golpe, el daño sicológico) desaparece
gracias a la conciliación?
Opiniones
Hablamos sobre la ley con dos mujeres
representantes de sus instituciones: Imay Ortiz, abogada del SERNAM, y
Francisca Pérez, sicóloga de La
Morada.
SERNAM
¿Por qué no se habla de delito en esta
ley?
Imay Ortiz: Porque en Chile los problemas
que se dan dentro de la familia se contemplan en el código civil y no en el
penal.
Para que sea delito, debe ser muy
preciso: asesinato, lesión grave. Por eso, cuando el maltrato constituya delito
será competente el juez del crimen.
Lo valorable es que la ley antes llegaba
hasta las puertas de la casa, y ahora entra. Se incluyen las lesiones leves y
el daño sicológico que antes no se tomaban en cuenta.
Lo otro es que en materia de maltrato, el
dolo, o sea la intención, hay que probarla para que sea delito, y eso es
difícil.
Pero la intención siempre es el control
En materia jurídica es algo muy técnico.
Por ejemplo, habría que probar que cuando una hombre le quebró la nariz a su
esposa, quería eso. Y en pareja no es así. El pegó porque quiso dominar y
resultó eso.
Hay contra argumentos, por ejemplo que la
intención siempre es parte de la conducta, pero estamos buscando lo mejor para
la mujer, y lo menos complejo de probar, para que sirva de verdad.
Si la lesión es grave, nadie va a negar
que es delito.
¿Quién decide si es delito?
Los que reciben la denuncia, Carabineros,
Investigaciones o los mismos Tribunales.
Si es lesión leve (aquella que sana en 7
días), la van a mandar al juez civil. También se puede comprobar más tarde que
es delito y se puede cambiar de tribunal.
¿Cómo hacer más efectiva esta ley?
Con verdadera sensibilización a los
jueces porque será fundamental un criterio amplio para aplicarla e informando
muy bien sobre sus derechos a las víctimas.
Las leyes son mejorables. Si fuese
necesario, luego de ver como actúa esta, es posible enviar proyectos para
hacerla más efectiva.
¿Qué crítica tienes?
Francisca Pérez: Lo primero es que el
título de Violencia Intrafamiliar y no Violencia hacia la Mujer le quita la
especificidad que tiene el maltrato en cada caso. Mujeres y niños maltratados
tienen en común la violencia, pero son distintos.
La mujer está en una relación que ella
eligió, depende afectivamente del agresor, pero podría luego de un proceso
elegir romper la relación. Los niños no, su posibilidad de tomar distancia y
decidir es nula.
Por otro lado, se niega el problema
particular de las mujeres que consiste en que la violencia hacia ellas se da
porque una sociedad que desvaloriza el género (femenino), lo permite.
¿Cuál es el valor de la ley?
Simbólico. La sociedad está reconociendo
formalmente que la violencia hacia las mujeres es un acto deplorable. Termina
con la idea de que 'si se les pega despacio, no es tan malo'.
Y es la única herramienta con que
contamos.
¿Qué te parece la cláusula de la
conciliación?
Desde antes de la ley, el funcionario
público que recibía el caso trataba siempre de conciliar, diciendo: "ahora
quiero se perdonen, que usted no le pegue nunca más a su mujer...".
Es una liviandad, es como decir:
¡córtenla con el jueguito!
La violencia doméstica, más allá de las
magulladuras, constituye una situación que daña sicológicamente a la mujer.
Quitándole ese contenido se aleja de una
solución de fondo. El problema sigue ahí y hará crisis nuevamente, tarde o
temprano.
Antes de la conciliación debe existir una
evaluación profunda de parte de la mujer, con apoyo profesional, para que pueda
decidir si quiere, si puede, o si está conciliando por temor o por una gran
autodescalificación.
.
FUENTE: PUNTADA CON HILO, AÑO 1, Nº 1,
Agosto 1994
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