31 minutos La Película*
x Verónica Quense**
Después de terminar de ver “31 minutos La película”, que
alguien amorosamente le mandó de regalo a mi hijo José, me quedé con el control
en la mano y la boca abierta. ¿Qué pasa en Chile, que una película para “niñ@s”
como ésta tiene tanto éxito ?
Debo aclarar que no tengo tele y que lo único que sabía de
estos personajes eran unas canciones, escuchadas por la radio, con letras
medias repetitivas y musicalmente bastante fomes.
En fin que la peli versa más o menos así:
Un personaje llamado Juanín, blanco y bueno, es deseado y
raptado por una rosada mujer histérica, mala y millonaria, para agregar a su
colección de hombres que mantiene encerrados en una isla llena de lujos y a
quienes obliga a amarla o a morir (personaje mujer uno).
La isla está resguardada por un ejército de muñecas
idénticas y asesinas que como única voz emiten un desagradable
chillido monocorde y que mantienen a estos pobres hombres a raya por si se
quieren escapar del hogareño paraíso ( personaje mujer dos).
La cosa es que el equipo de trabajo de Juanín, conformado
por un rico y abusador animador de televisión (el jefe) y una manga de
subalternos hombres que le agachan el moño a sus malos tratos porque pueden
perder la pega y porque en el fondo es bueno, y una única mujer,
inteligente y trabajadora, llamada burlescamente Patana, y que es maltratada y
acallada constantemente por el jefe (personaje mujer tres), salen heroicamente
a rescatar a su compañero Juanín.
Después de muchas peripecias para llegar a la isla, se
enfrentan a un ejército de mujeres robots comandadas por la mala y que logran
vencer gracias a la ayuda de unos musculosos muñecos tipo comando que
con “su mejor arma, el amor ”, y seduciéndolas con un baile
supuestamente erótico, las calientan tanto que las robots se revientan quedando
destrozadas con el corazón afuera (personaje mujer cuatro).
Finalmente rescatan y liberan a Juanín y a los demás
encarcelados, y la loca mala junto a su secretaria, al escapar, mueren en la
explosión de su nave, dejando un hongo tipo bomba atómica en el horizonte y
provocando la alegría del triunfo en nuestros héroes.
Fin.
¿Estoy loca yo o los irresponsables que pensaron el guión
(hombres o mujeres) son un conjunto de misóginos que disfrazados de no sé qué
genialidad, toman en sus manos la imaginación y la libertad de la niñez para
convertirla en lo que su malformación humana quiera y que además, mientras nos
escupen la cara a las mujeres, quieren que nos riamos por lo gracioso que
resulta?
Pienso en todas esas niñas que miraron la película y que
retuvieron en el entretejido de su imaginario, mujeres como éstas: malditas que
como único objeto de deseo, quieren hombres para manipularlos y hacer de ellos
una huila (y muchos, porque así son las putas) y que por lo tanto merecen, solo
por un sentido de justicia, morir. O buenas y hasta inteligentes, pero que
jamás se revelan ante el maltrato porque les puede costar caro como a las
malas, así que mejor calladitas.
Y como por rebalse, además, aprovechan de recalcar, que
valores como la libertad, la lealtad, la valentía, la solidaridad etc., son
características naturales de los hombres y que esto lleva a nuestros personajes
a convertirse en héroes, como en todas sus repetitivas historias.
¿Adoctrinamiento?
Que esta violencia pase piola, nos debería tener a todas y
todos, por lo menos muy pero muy preocupados.
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